Mi árbol emocional y yo

Por Julio Nava

En esta ocasión quiero compartir contigo algunas líneas sobre el tema de las emociones. Si estás listo, iniciaremos abordando la lectura con una metáfora: El árbol y las emociones.

Visualicemos a un árbol en tres grandes partes: raíz, tronco y hojas.

  • Raíces: Son los fundamentos del árbol, sin raíz no hay árbol.
  • Tronco: El tronco es el camino que conduce a las ramas, las hojas y los frutos.
  • Hojas: Tanto la hoja como el fruto son el resultado final, el logro o la consecución del objetivo deseado.

Ahora bien, para relacionar las partes del árbol con las competencias emocionales, las podemos dividir y asociar  de la siguiente manera:

  1. Raíces: Competencias emocionales subyacentes (no visibles). Es donde se daría el autoconocimiento, aprender a conocerse a sí mismo detectando fortalezas y debilidades. Donde la autoestima tiene que ver con las percepciones, pensamientos, sentimientos y comportamientos hacia nuestro cuerpo y nuestro carácter. Obviamente esto es importante ya que en gran parte dependerá de nuestra percepción para conocer y comprender a otras personas.

  2. Tronco: Competencias emocionales básicas (menos visibles que las ejecutivas). Tienen una importancia fundamental en relación a uno mismo y con los demás. Es donde tiene que ver la capacidad de flexibilidad para adaptarse a situaciones nuevas o poco comunes, con un estilo emocional para ser proactivo y creativo  proponiendo opciones o alternativas a retos de manera empática, más que ser reactivo.

  3. Hojas o fruto: Competencias emocionales ejecutivas (habilidades visibles). La características de estas competencias son la comunicación efectiva y asertiva, saber qué decir,  a quién decir, cómo decir y en dónde decir. Estas competencias fortalecen al equipo de trabajo y evitan propagar la tensión patológica que lo aleja de los resultados óptimos. De ahí la importancia de saber escuchar de manera activa (captar la totalidad del mensaje del otro). Otra característica es la capacidad de saber delegar evitando el miedo a  compartir el liderazgo.

Del análisis de la  metáfora del árbol y las competencias emocionales te comparto tres cuestiones:

  • ¿Por qué tendemos a centrarnos mayormente en las competencias emocionales más visibles (hoja-fruto)?
  • ¿Cuál debe ser la secuencia lógica para ti como persona en el desarrollo de competencias emocionales?
  • ¿Cuál de las tres competencias es la más importante?

Como personas necesitamos tener buenas raíces, las cuales sostengan al tronco para proyectar y enlazar a la hoja o fruto, y la hoja o fruto deberá activar la conciencia de los logros para compartir con quien está a mi lado.

Estas líneas son meramente conceptuales, cada uno de los que leen tendrán el reto de hacerlos prácticos.

Fortalezcamos y consolidemos nuestras  raíces, ya que las competencias emocionales subyacentes son las que nos dan un crecimiento personal sano y fuerte… lo demás ya llegará.